"Vivir para contarla", primer tomo de las esperadas memorias de Gabriel García Márquez salió a la venta el martes de la semana pasada. En él, el Premio Nobel de Literatura relata su vida desde la época en que vivía con sus abuelos, hasta 1955, cuando viajó a Europa.

Desde antes de las 8 p.m. del martes, hora que se había programado para comenzar la venta del libro, las librerías de todo el país estaban llenas de gente de todas las edades esperando su turno para comprar un ejemplar. La presentación se había realizado minutos antes en la Biblioteca Virgilio Barco de Bogotá sin la presencia del autor, quien ha preferido no participar en la promoción.
 

Al final de esa misma noche, las ventas ya estaban cerca de las 15 mil unidades. Esta cifra, además de ser sólo una aproximación hecha por la editorial, únicamente incluye a Colombia, pues en el exterior la obra apenas salió a la venta el miércoles.

Según quienes ya han tenido el privilegio de leerlo, el libro es un excelente trabajo que recoge no sólo las historias de su vida personal sino también las de la Colombia que le ha tocado vivir. En "Vivir para contarla", Gabo habla de las historias, la gente y los lugares que lo llevaron a escribir sus novelas, de su admiración por otros escritores —especialmente por el estadounidense William Faulkner—, y cuenta varias anécdotas de su vida como escritor y periodista.

El autor de "Cien años de soledad" y "El amor en los tiempos de cólera", consideradas dos de las cien obras más importantes de la historia de la literatura universal, crea en "Vivir para contarla" una autobiografía trazada con el especial poder narrativo que lo ha caracterizado siempre. Como lo advierte en el epígrafe, lo que está contando no necesariamente es la historia real, sino una modificada de alguna forma "por la memoria".

La respuesta del público ante la publicación de este libro es además de sorprendente, bastante alentadora. Se ha demostrado que Colombia no deja de valorar la buena literatura, y que admira a quienes sacan la cara por el país en este campo.

Sin restarle importancia a otros grandes escritores de nuestro país —tanto de ayer como de hoy—, es indiscutible que Gabo es el número uno por cualquier lado que se le mire. Su obra ha puesto las más importantes pautas en la línea del "realismo mágico", y marcado de una u otra manera a toda la literatura colombiana.

La espera de "Vivir para contarla" al fin ha terminado, y las traducciones a inglés, francés y alemán ya están en camino. Pero ahora comienza la espera del segundo tomo de las memorias. Es que a Gabo es imposible dejarlo descansar. Y seguramente, él, por su parte, tampoco quedará tranquilo hasta no terminar su historia y ponerla en la biblioteca de los clásicos de la literatura universal.