habían ido en los últimos
años. Prendía el televisor
o abría el periódico y encontraba
tanta violencia, tanta injusticia, tanto
dolor...
Las ventanas muestran paisajes destruidos,
carne y ceniza se confunden en las caras,
en las bocas las palabras se revuelven
con miedo.
En esta casa todos estamos enterrados
vivos.
Estos versos se encuentran en su poema
"La patria". Varias veces
ella habló de su temor de que Colombia
era un país secuestrado; que todos
los colombianos, aunque parezcan libres,
viven entre cadenas. María Mercedes
amaba a Colombia. Por eso sufría
de esa enfermedad que nos ha poseído
a casi todos los colombianos: el dolor de
país.
María Mercedes Carranza se fue cuando
nadie lo habría esperado. En la mañana
del 11 de julio la encontró en su
apartamento su hija Melibea. Al lado de
un frasco vacío de píldoras
antidepresivas estaba la carta de despedida.
María Mercedes no aguantó
más.
Colombia la lloró. Ella le dio tanto
a nuestro país, que a todos nos dolió.
Formó parte de la Asamblea Nacional
Constituyente que redactó la Constitución
de 1991. Trabajó en varios periódicos
de país, y en todos imprimió
su estilo único e impecable. Dirigió
y sacó adelante la Casa de Poesía
Silva, un paraíso de poesía
abierto para todos los poetas del país
y para todo aquel que quiera disfrutar de
este arte.
En las últimas semanas sus amigos
de la Casa la han recordado y homenajeado
sin descanso. El pasado 14 de agosto, en
conmemoración del primer mes de su
muerte, el poeta Mario Rivero habló
sobre la vida de María Mercedes y
la actriz Laura García leyó
algunos de sus poemas más recordados.
Y la semana pasada se proyectaron tres videos
sobre ella un documental, una entrevista
y una filmación de su lectura de
poemas en el evento "La poesía
tiene la palabra", en Medellín,
con ocasión del programa "Siga,
esta es su casa" de la Alcaldía
Mayor de Bogotá, que invita a los
bogotanos a entrar gratuitamente a diferentes
centros culturales de la ciudad.
Sobra decir que Colombia siempre la recordará.
Se fue, pero nos dejó su obra, breve,
pero limpia y transparente. E indispensable
en cualquier colección de la mejor
poesía colombiana. Quedan sus versos,
que nunca se borrarán.
Hoy todavía se desconoce el paradero
de Ramiro Carranza. Las FARC no responden.
Así como nadie se hace responsable
de las incontables víctimas indirectas
de la guerra.
En fin. Qué falta hace María
Mercedes...
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