Los resultados
conseguidos en la Copa Confederaciones fueron
aceptables, ya que la selección logró
pasar a la segunda ronda. Pero el nivel futbolístico
fue otra cosa completamente distinta. Por
fin llegó el esperado gol en
un partido no muy exigente frente a Nueva
Zelanda, pero el equipo sufrió
e hizo sufrir al público que
lo siguió a través de las transmisiones
de televisión en cada uno de
los juegos que disputó.
En cambio, lo de la Copa Oro fue sencillamente
vergonzoso. Para esta ocasión Maturana
convocó un grupo con las figuras
más sobresalientes del América
y el Medellín, pero los jugadores
no fueron ni sombra de lo que habían
sido en la Copa Libertadores.
Es difícil decir a ciencia cierta
qué fue lo que pesó más:
si la ineficacia del planteamiento técnico,
el desorden y la falta de coordinación
entre los jugadores, o la falta de compromiso
de éstos. Muchas veces se ha dicho
que la mayoría de los futbolistas
colombianos no sudan la camiseta de la selección,
pero es que esta vez la Federación
de Fútbol seguramente se ahorró
más la mitad de los costos de lavandería.
En el primer partido a duras penas lograron
vencer a 1-0 a la floja selección
de Jamaica; en el segundo empataron 1-1
y casi no lo logran frente a
Guatemala, con lo cual pasaron a la siguiente
ronda; y finalmente perdieron 2-0 ante la
Sub-23 de Brasil. Aunque duela decirlo,
de todo el equipo sólo vale la pena
destacar el trabajo de tres jugadores: Farid
Mondragón (como cada vez que lo convocan),
Jairo Patiño y Mauricio Molina. Y
eso que Molina fue mucho más en la
Libertadores que con la selección.
Maturana sigue en deuda con el país
que apoyó su redesignación
como técnico del seleccionado nacional.
No ha podido encontrar el planteamiento
ni los jugadores que le permitan organizar
un equipo sólido que responda a las
expectativas de los colombianos, y no los
ponga al borde de un infarto cada vez que
se enfrenta a rivales tan "duros"
como Guatemala sin ser capaz de acercarse
al área contraria de forma más
o menos organizada.
El próximo 7 de septiembre será
el primer partido de las eliminatorias al
Mundial de Alemania 2006. Y será
ante Brasil, con Ronaldo, Rivaldo, Roberto
Carlos y demás. Si las cosas siguen
por donde van, los brasileños podrán
ir de paseo a Barranquilla, dar una pasadita
por el Estadio Metropolitano sólo
por cumplir, golear a Colombia, y devolverse
sin sudar una sola gota. Y nos veremos en
graves problemas para sacarles un empate
a Venezuela y a Bolivia.
Definitivamente la afición futbolística
merece mucho más que esto. Maturana
tendrá que ponerse las pilas, aceptar
que las cosas no están funcionando,
y trabajar duro por armar una selección
competitiva, seria y comprometida. Y los
jugadores que no sean capaces de entregarse
al máximo en cada partido no tienen
porqué llevar la camiseta de la selección,
así sean estrellas con sus clubes
y les paguen una millonada por sus servicios.
De lo contrario, nuestro fútbol seguirá
sin merecer toda la atención que
se le da.
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