Varias reglas
han cambiado con respecto a la pasada temporada.
Ahora hay dos sesiones clasificatorias, pero
los pilotos sólo tienen una oportunidad
para hacer una vuelta rápida. Además,
ya no se permite que los equipos trabajen
en los carros después de las clasificaciones,
ni siquiera para llenar los tanques de combustible.
Los Williams no parecían prometer
mucho. En la primera sesión de clasificaciones,
Montoya se ubicó décimo mientras
que su compañero Ralf Schumacher
ocupó la decimosexta casilla, y había
muchas quejas por parte del equipo por la
falta de desempeño del carro. Sin
embargo, el tercer puesto en la grilla conseguido
por el colombiano despejó muchas
dudas.
Los carros se ubicaron en la grilla de
partida luego de la vuelta de cortesía
para esperar la largada. Al apagarse el
último semáforo todos arrancaron
limpiamente. El más beneficiado fue
el alemán Nick Heidfeld, de Sauber,
quien arrancó séptimo, y al
terminar la primera vuelta se ubicaba tercero
por delante de Montoya, quien lo volvería
a sobrepasar un giro más tarde.
A la tercera vuelta, los Ferrari ya le
llevaban 12 segundos de ventaja al colombiano.
Éste, sin embargo, empezó
a recortar la distancia poco a poco; y beneficiándose
del retiro de Barrichello en la vuelta 5
y del ingreso a pits de Schumacher dos vueltas
después para cambiar a llantas para
piso seco, tomó la punta de la competencia.
Montoya estuvo en primera posición
hasta la vuelta 17, cuando entró
a pits para cambio de llantas y reabastecimiento
de combustible, y luego volvió a
asumir el liderato en la 33. Todo funcionaba
a la perfección. Pero faltando 11
vueltas para el final el colombiano cometió
un error, y su carro dio un trompo y se
salió de la pista. Sin embargo, Montoya
volvió a tomar control de la situación
y regresó a la pista en segunda posición.
Y supo mantenerse ahí hasta el final,
a pesar de la presión del finlandés
Kimi Raikkonen y de Michael Schumacher.
Finalmente, el ganador fue el escocés
David Coulthard, compañero de Raikkonen
en McLaren. Detrás cruzaron Montoya,
Raikkonen, Michael Schumacher, el italiano
Jarno Trulli y el alemán Heinz-Harald
Frentzen.
"A pesar del buen resultado, debo
decir que esta fue una carrera desastrosa
para mí", dijo Montoya en la
rueda de prensa. "Fue absolutamente
culpa mía", agregó refiriéndose
al trompo que le costó lo que hubiera
podido ser su segunda victoria en la Fórmula
1.
Pero aunque el triunfo no fue posible en
esta ocasión, los ocho puntos que
quedan del segundo puesto valen mucho. Y
quedó demostrado que el carro sí
sirve. Puede que aún falte mucho
para estar al nivel técnico de los
Ferrari, pero con seguridad este año
será mucho mejor que el pasado. Clara
prueba de esto es que el solo Gran Premio
de Australia fue mucho más emocionante
que cualquiera de las carreras de 2002.
Se ve que esta temporada va a estar más
competitiva que todas las de los últimos
años.
Seguramente no faltó quien dijera
que Montoya es un pésimo piloto,
y dejara de seguir la carrera cuando el
colombiano perdió la primera posición.
Porque ése es el espíritu
deportivo de algunos colombianos. Pero el
solo hecho de que Montoya haya terminado
la primera carrera del año, y más
aun que lo haya hecho en segunda posición,
confirma una vez más lo que la mayoría
de sus seguidores saben desde hace rato:
Que Juan Pablo Montoya es el mejor piloto
de la historia de Colombia y uno de los
mejores del mundo en la actualidad.
Dentro de dos semanas viene el Gran Premio
de Malasia. Y luego siguen el de Brasil,
el de San Marino, el de España, el
de Austria, el de Mónaco, el de Canadá
y el de Europa (que se disputa en Alemania),
seguidos por los de Francia, Inglaterra,
Alemania, Hungría, Italia y Estados
Unidos, para concluir en octubre con el
de Japón. Todavía es imposible
predecir a ciencia cierta cómo estarán
los Williams y los McLaren frente a los
Ferrari, pero podemos estar seguros de que
Juan Pablo Montoya estará siempre
luchando por la punta. Y tendrá,
sin falta, a Colombia haciéndole
fuerza carrera tras carrera.
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