alimentando las esperanzas del público
colombiano sin la más mínima
mesura. Prácticamente lo hicieron
campeón del Tour sin que el ciclista
se montara a la bicicleta.
En el prólogo, Botero tuvo una buena
actuación: fue noveno, a tan sólo
unos segundos del ganador de la etapa. Y
a Peña le fue todavía mejor,
ya que quedó séptimo, incluso
por delante de su compañero de equipo,
el campeón Lance Armstrong. Parra,
por su parte, tuvo una participación
discreta, pero no perdió mucho tiempo.
En los días siguientes hubo muy
pocas novedades, ya que se trató
de etapas en terreno plano, y los colombianos
se mantuvieron en las mismas posiciones.
Las primeras sorpresas comenzaron a llegar
en la contrarreloj por equipos.
Y qué sorpresa la que le dio Peña
a Colombia: su equipo ganó la etapa,
y él se convirtió en el primer
colombiano de la historia en llevar la camiseta
amarilla del líder del Tour. Veinte
años después de la primera
participación en esta carrera del
equipo Pilas Varta, del cual hicieron parte
los primeros ciclistas colombianos que corrieron
en el Tour, un colombiano finalmente pudo
hacerse con el legendario "maillot
jaune".
A Botero y a Parra, en cambio, no les fue
muy bien en esta etapa: el Telekom perdió
casi dos minutos, y el Kelme más
de cuatro. Pero las noticias verdaderamente
malas todavía estaban por llegar.
Cuando llegó la primera etapa fuerte
de montaña, no sólo Peña
perdió la camiseta amarilla -lo cual
era predecible, pues el colombiano debía
trabajar para Armstrong-, sino que Botero
se descolgó.
Ese día, el antioqueño perdió
más de 10 minutos con Richard Virenque,
ganador de la etapa. Y al día siguiente,
cuando se esperaba que las cosas mejoraran,
Botero perdió casi una hora más.
Se podía ver de lejos el enorme esfuerzo
que tuvo que hacer para terminar la etapa.
El cuerpo no le respondía, y la angustia
se le veía en la cara.
La desilusión se tomó al
ciclismo colombiano. Al ver la situación,
todo el mundo se preguntó qué
era lo que había ocurrido. El primero
en contestar fue el médico Juan Darío
Uribe, quien conoce a Botero desde hace
varios años, y fue testigo del duro
entrenamiento al que se sometió el
ciclista antes del comienzo de la temporada:
para Uribe, el virus causó demasiados
estragos en el estado físico del
deportista. Y al parecer, el gran error
fue haber participado en la Vuelta a Alemania
que se corrió unas semanas
antes del Tour sin estar totalmente
recuperado.
Esto lo confirmó Botero días
más tarde en una entrevista. El antioqueño
reconoció estar bastante desilusionado,
y además se le notó desmotivado.
Con toda la razón: después
de entrenar casi un año entero con
las miras puestas en el Tour, todo se le
salió de las manos por culpa de un
virus. Sin embargo, Botero fue enfático
al afirmar que "el mundo no acaba aquí",
y que trabajará duro para salir adelante.
Y mientras la atención estaba puesta
en Botero, Parra seguía trabajando
duro. En una etapa protagonizó una
larga fuga, y al final logró descontarles
casi diez minutos a los líderes,
con lo cual llegó ascender a la casilla
23 de la general. Pero otra vez los problemas
de salud acabaron con el sueño: el
pedalista boyacense tuvo una fuerte infección
estomacal que le hizo perder tiempo, y que
casi lo obliga a retirarse.
Finalmente, Parra logró sostenerse,
y terminó el Tour como el mejor colombiano
de la general, en el puesto 46. Botero,
en cambio, sufrió la estocada final
antes de la antepenúltima etapa,
y debió retirarse de la competencia
porque tuvo una recaída, otra vez
con vómito, que lo dejó sin
fuerzas para continuar. Peña, por
su parte, pudo cumplir perfectamente con
su trabajo, y pudo celebrar al final, ya
que Armstrong se quedó con la corona
del Tour por quinta vez consecutiva.
El Tour dejó un sabor agridulce
para Colombia. La hazaña de Peña
con la camiseta amarilla fue histórica,
pero los problemas que sufrió Botero
no permitieron celebrar como se esperaba.
Ahí queda una pequeña pero
importante lección para los periodistas
deportivos de nuestro país: una cosa
es apoyar a nuestros deportistas, y otra
muy distinta, que puede ser perjudicial,
es hacer creer a la gente que no tienen
rivales.
Sin embargo, a pesar de todo lo que se
pueda decir, Botero demostró en este
Tour que sigue siendo uno de los más
grandes deportistas de la historia de Colombia.
Antes de retirarse, el antioqueño
se metió en una fuga de más
de 100 kilómetros, y cuando se dio
cuenta de que no iba a aguantar hasta el
final decidió quedarse esperando
a su compañero Alexandre Vinokourov,
quien se había descolgado de los
líderes de la general, y lo ayudó
a llegar a la meta. Botero trabajó
más con las ganas y la verraquera
que con el cuerpo. Y Vinokourov terminó
el Tour en la tercera casilla, ocupando
así el lugar del podio que buscaba
Botero.
Ahora habrá que esperar cómo
se dan las cosas para el antioqueño.
Lo más probable es que concentre
todos sus esfuerzos en los Campeonatos Mundiales
de Ciclismo, que se disputarán en
octubre. En todo caso, Botero todavía
tiene mucho para dar. Y los demás
ciclistas colombianos también. Sólo
hay que tener paciencia y apoyarlos. Ellos
se encargan de lo demás.
|